miércoles, 16 de abril de 2014

Libertad y estilo: comentario sobre El arte de la ficción (I)

¿Por qué me parece antiguo el texto de Walter Besant y moderno el texto de Henry James?

El propósito de ambos ensayos, que tienen el mismo título El arte de la ficción, es diferente: Besant expone unas normas que le parecen evidentes para guiar al aprendiz de novelista y James expone en qué consiste una novela. Mientras que Besant ordena las reglas que sirven para confeccionar un buen relato, aporta su concepción de lo que es una novela, y mientras que James dice refutar una idea de Besant, ofrece unos consejos para escribir una obra literaria. 

James afirma que sólo va a criticar una única regla de Besant, la posibilidad de que se pueda decir cómo lograr una buena novela, pero al hacer esta única crítica está desautorizando gran parte de la conferencia que consiste sobre todo en ordenar las reglas que le parecen ser las leyes generales de la creación literaria.  Sin anunciarlo y sin ironía, Henry James va vaciando de sustancia los argumentos de Besant, al que trata respetuosamente como a un compañero de profesión, con un único argumento que puede considerarse el resumen de todos sus consejos: la completa libertad del escritor. 

En su alocución inicial y durante la exposición de las reglas, Walter Besant repite la idea de que la novela tiene un interés humano: el escritor debe conseguir la empatía del lector, su comprensión de todos los rasgos humanos mediante una descripción fiel a la realidad. La novela representa la vida de los hombres, dice Besant, y el escritor debe aprender a seleccionar los aspectos más llamativos para guiar al lector en la comprensión de lo humano.

Henry James no responde directamente a la cuestión del "interés humano", simplemente escribe que una novela tiene que ser interesante. E insiste en ese carácter: es la única condición ligada a la composición de una novela. Y el escritor tiene la necesidad y el privilegio de la libertad para lograr ese objetivo. No hay más prescripción que dar. El escritor puede escribir acerca de lo que le plazca, con el método que le parezca el mejor, con tal de que el resultado sea interesante.

Y Henry James aparece así moderno mientras que Walter Besant carga con unos términos con los que es fácil sentirse incómodo. Me refiero a conceptos como estilo, experiencia, realidad. El primero de éstos, James lo evita: "su manera es su secreto, un secreto no necesariamente deliberado"; con esta frase parece que James resuelve la cuestión del estilo. La manera de escribir es una cuestión de delicadeza, de gusto. Sobre el gusto hay tanta literatura como sobre el estilo y más aún la hay sobre la belleza. Pero la noción de "gusto", Henry James no la evita, ni la define, la afirma como un concepto imprescindible, significativo por sí mismo, sin miedo a caer en un relativismo del que habría que disculparse. 

Si alguien dice "esta novela me gusta", entonces está emitiendo un juicio apreciativo, y si añade las razones de su gusto esta haciendo una reflexión personal y estética. Pero si alguien dice "esta novela es bella", consideramos que es más que un simple juicio apreciativo, pensamos que está "sentenciando", es decir, que nos indica que la novela posee unos valores intrínsecos que la hacen ser bella y que todo el mundo debería considerarla así. Esos valores pueden responder a normas de composición, a criterios lingüísticos, a otras referencias estéticas, a una sintonía con nuestras capacidades cognitivas o a alguna finalidad moral.

El "estilo bello" suena anticuado al lector contemporáneo. Besant lo sitúa como colofón de sus leyes generales. Sus referencias al estilo bello son las siguientes:
1.-"Es casi imposible exagerar el valor de un trabajo cuidadoso, es decir, del estilo."
    2.- A propósito de las "grandes escenas de la ficción: ¡Cuánto de su efecto se debe al estilo, a las frases equilibradas, a las palabras mismas empleadas por el narrador!"
      3.- "Ya sé que existe el peligro de prestar demasiada atención al estilo, a expensas de la situación, cayendo así en la pedantería, en las modas y manierismos del momento."
        4.- "No hay estilo, por muy rudo que sea, que no pueda hacerse bello a base de atención y trabajo".
        El asunto es complicado, pues las nociones de estilo y de belleza van unidas en el texto y Besant no se extiende en la explicación. Pero lo que queda es una imagen del estilo como una cuestión de estilística lingüística; se trata para Besant de cuidar la expresión lingüística, de trabajarla para hallar los términos y su disposición idóneos. El autor repite en varias ocasiones la necesidad que tiene el aprendiz de ser cuidadoso, ésta parece ser lo más importante para Besant. La cita 4 resulta disonante con la cita 1, pues en ésta parece que el estilo es redacción cuidada y en la 4 desvincula la belleza del estilo; el estilo existe aun si no es cuidado; el estilo puede aparecer como un modo peculiar de escribir pero que está oculto todavía y que hay que trabajar para su mejor presentación.

        Es difícil exagerar la dificultad de definir el estilo. Es un término que se emplea hoy en día en muchos ámbitos, no sólo en las artes plásticas y en la arquitectura, sino que se le da una aplicación legítima a cualquier materia que incluye un modo personal de actuación. Por eso, me sorprende ya la prevención de Henry James, pues en su época la palabra tenía un uso más restringido. Si estilo es, para James, la manera personal de escribir o componer el relato, el estilo nace del sujeto, de su sensibilidad que es inteligencia, de su imaginación que está ligada a su inteligencia y a su sensibilidad; nace y es reflejo del carácter.

        En relación a este término y a otros quiero discurrir en otras entradas. Quizás convenga adelantar que con respecto al término "belleza", creo que Henry James evita las complicaciones y el concepto está ausente en su ensayo.










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